viernes, 19 de marzo de 2010

El Ferrocarril Transiberiano

El ferrocarril Transiberiano (Транссибирская магистраль, Транссиб) es un sistema de ferrocarriles que que conecta Moscú, en la Rusia europea con Vladivostok, en la costa rusa del Océano Pacífico (en el Mar del Japón).

La construcción, para paliar los problemas de comunicación entre Moscú y la importante ciudad portuaria de Vladivostok, comenzaría en 1891 y no sería sino hasta trece años después cuando se finalizaría, siendo inaugurada el 21 de julio de 1904. La mano de obra encargada de llevarlo a cabo, estaría formada por convictos de la Isla de Sajalín, así como por soldados del ejército ruso, y comenzaría a construirse en ambos extremos, en dirección  hacia el centro. El principal obstáculo en su construcción, lógicamente, fue la presencia del lago Baikal, el más profundo del mundo y en inicio, antes de finalizar la traza sobre el lado sur del lago, los pasajeros eran trasladados en ferry a través del lago en un recorrido que duraba unas cuatro horas, mientras un rompehielos transportaba máquinas y vagones de una orilla a otra, para enlazar con las vías (el SS Baikal y el SS Angara).

La electrificación de la línea, comenzada en 1929, se completó definitivamente en 2002, lo que implementó notablemente la capacidad de carga de los trenes que los recorren, que en cualquier caso, permitían el traslado de productos agrícolas desde Siberia hasta la Rusia europea, así como el transporte de millones de colonos rusos y ucranianos hacia Siberia. Posterioremente se abrirían otros ramales, como el ramal Transmanchuriano o el Transmongoliano (entre 1949 y 1961).

El Transiberiano es la vía de comunicación más importante de Rusia, con un recorrido atraviesa ocho husos horarios distintos y supone en torno a una semana de viaje, 12 días si se continúa desde Moscú hasta las fronteras occidentales de Rusia, y por el que circulan el 30 % de las exportaciones nacionales, además de ser muy utilizado como desplazamiento doméstico y ser un gran atractivo turístico.



Comedor de lujo en el Transiberiano